Oh, mujeres de tierras diversas, de montañas altas y mares serenos,
de selvas vibrantes y desiertos cálidos,
la historia de un continente marcada en sus manos.

Son raíces profundas que sostienen con fuerza el árbol de la vida,
son ríos que fluyen con sabiduría,
y soles que iluminan cada camino.

Hoy canto a su grandeza,
a su fuerza indomable,
a su belleza.

En sus ojos brillan los colores del arcoíris,
en sus voces resuenan canciones de lucha y esperanza,
en sus manos se bordan sueños y realidades,
y en sus corazones late el pulso de la tierra.

Madres, hijas, hermanas, guerreras,
han enfrentado tormentas con valentía,
han sembrado semillas de justicia y libertad,
y han alzado la voz por quienes no la tenían.

Son Frida, con pinceles que desafían el dolor,
son Gabriela, con versos que abrazan el alma,
son Rigoberta, con palabras que claman,
y son todas, infinitas, en su esencia única.

Mujeres latinoamericanas,
son el fuego que nunca se apaga,
el abrazo que reconforta,
y el faro que guía hacia el mañana.
¡Gloria a mujeres maravillosas, eternas y poderosas!