Era el eco de un beso, el rumor de una piel que ardía,
hoy soy sombra en tu casa, un mueble más que no se mira.
Te cruzas por el pasillo, tu mirada me atraviesa sin sentir,
ya no buscas mis ojos, ni mis manos, ni mi existir.

Me siento en la mesa, como un plato que no se usa,
mi voz es un susurro que tu oído ya rechaza.
¿Cuándo dejé de ser tu cielo? ¿Cuándo me convertí en pared?
Soy la foto que se olvida, el recuerdo que no ves.

En este corazón, que un día fue tu hogar,
aunque hoy sea un mueble, sigo aquí, sin dejar de amar.
Quizás un día te des cuenta de que no soy loca de atar,
y encuentres en mi silencio el amor que aún te ofrezco.

Porque, aunque no me mires, aunque no me desees ya,
soy más que un mueble viejo, soy la mujer que te cuidará.