ella
Ella no es flor, ni fruta, ni joya
Ella no es flor, ni fruta, ni joya,
no es trofeo que cuelgue en la pared.
No es silueta que el viento deshoja,
ni botín de la eterna sed.
La miran, la miden, la nombran,
con palabras que hieren al tacto.
La convierten en sombra que asombra,
en un eco sin voz, sin pacto.
Ella es más que brillo fugaz,
más que suspiro para tu drama.
Es raíz, es tormenta, es paz,
es el fuego que nadie reclama.
La reducen a objeto inerte,
a fragmento de un sueño ajeno.
Ella es mar, es tierra, es suerte,
es el verso que nace del trueno.