Distancia

Madres de la distancia

En los silencios de la noche espera,
mientras su hijo cruza la frontera,
con la promesa de una nueva vida,
ella ruega que encuentre una salida.

En sus ojos vive la resiliencia,
mujer fuerte de alma profunda,
en la distancia halla la fuerza,
en la separación, amor que no cesa.

Su corazón late en dos tierras,
su voz canta con esperanza
un reencuentro que desafía,
razonamiento, tiempo y espacio.

Cada planta de maíz en la tierra,
fue para alimentar, dar escuela,
a quien ahora vive en el exilio,
recuerdos que guarda con sigilo.

Lleno de sueños, de gran riqueza,
solo ella conoce el valor del oro,
brotó con sangre de cada vena,
y se hizo carne, entre sus piernas.

Con un amor inquebrantable,
mantiene vivo un vínculo invisible,
corazón invencible ahora maldice,
un muro que divide y odios que renacen.

Tierna mirada, casa de barro,
siempre será su hogar sagrado,
que él regrese, aun sin nada,
será el regalo de la sacrificada.

Manos marcadas ahora acarician,
recuerdos del día en que dio vida,
fotos antiguas, cama vacía,
cena servida, amor que valía.

El sacrificio cambio su cara,
son tantas voces y tan humanas,
quiere su hijo cerca de ella,
el tiempo pasa, a Dios apela.

Sostiene sueños en la distancia,
su espíritu grita, su cuerpo calla,
“Vuelve a casa mientras yo viva,
aun el oro no valdrá nada.
En tierras extrañas, dura jornada,
con un futuro inesperado.
Deportado, no dice nada,
para quien te ha amamantado.

Aquí estoy yo, tu hogar, tu vieja”.

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